La inteligencia artificial generativa (IA Gen) está llegando rápido, mucho más que otras tecnologías digitales anteriores. Pero aunque muchas personas conocen estas herramientas, no todas las usan igual ni de la misma forma. Según un estudio con datos de Italia, esto podría agrandar diferencias entre grupos de personas.
Conocen la IA muchos, pero la usan pocos
- En abril de 2024, el 75,6 % de los italianos de entre 18 y 75 años dijeron que estaban al tanto de herramientas de IA generativa.
- Pero solo el 36,7 % había usado alguna al menos una vez en el año previo.
- El uso mensual era del 20,1 %: estar al tanto no significa usarla regularmente.
¿Quiénes la usan más?
- Edad: Los más jóvenes (18‑34 años) tienen más probabilidades de usar IA generativa que los mayores (65+).
- Educación: Personas con estudios universitarios están mucho más involucradas que quienes tienen menos formación.
- Género: En Italia, los hombres tienen un poco más probabilidades de conocer y usar estas herramientas que las mujeres.
- Ingresos o ciudad: Aunque también juegan un papel, su influencia es menos fuerte que la edad o la educación.
¿Y qué pasa con los salarios?
El estudio encontró que usar IA generativa está asociado a un aumento de ingresos de entre 1,8 % y 2,2 %.
Esto equivale a aproximadamente medio año extra de formación. Pero también es solo una parte pequeña comparada con algunos efectos de tecnologías anteriores.
Eso sí: este efecto puede favorecer más a los hombres, lo que podría aumentar la brecha salarial de género.
¿Por qué importa esto para las políticas públicas?
- Hay riesgo de que quienes ya tienen más ventajas (jóvenes, educados) se beneficien más, y los demás se queden atrás.
- Para que la IA generativa sea una oportunidad para todos, los gobiernos y organizaciones pueden:
- Ofrecer programas de alfabetización digital.
- Facilitar aprendizaje comunitario o en grupos informales.
- Diseñar herramientas que sean accesibles para más personas.
En resumen
La IA generativa está aquí y va rápido. Pero su uso y sus beneficios no están repartidos por igual. Si no se actúa, la tecnología podría aumentar desigualdades ya existentes. Pero con buenas políticas, puede ser una herramienta que mejore la productividad y ayude a más personas.
Fuente de la noticia CEPR
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